Entrabas en la sala comenzada la película y elegías tu presa. Admiraba
la delicadeza de tu mano derecha deslizándose por la piel ávida de caricias, la
agilidad con que sacabas limpiamente la cartera con los dedos de la otra.
Conmigo te costó algo más de
tiempo, empeñada en implicar a tus dos manos en el gesto amoroso. Fracasé.
Sé de tu disgusto, el
billetero es de plástico y sólo contiene esta nota. Pero puedes recuperar el
tuyo, aligerado de peso, con toda la documentación, en la papelera que hay a la
entrada de nuestro cine que, estoy segura, seguirás frecuentando.
Tomado de la bitácora Lola Sanabria
El día que cumplí quince
años me regalaron una golondrina con un ala rota. Algunos dicen que está
enterrada bajo el cemento del patio, pero yo creo que se quedó a vivir dentro
de mí para siempre. Después llegarían más y se cumpliría lo que me decía mi madre:
“Hija, tienes muchos pájaros en la cabeza”.
Muy ingenioso y bien llevado. Me ha encantado releer este texto.
ResponderEliminarUn abrazo.
qué bueno y qué bien escrito está
ResponderEliminarBesazos
Excelente mini, llena de humor negro... un abrazo
ResponderEliminar¡Jajaja! Qué buen final...
ResponderEliminarSaludos.
¡ Muy bueno! Sugerente y sutil...
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