Cuando un cliente, atraído por los maniquíes del
escaparate, entra en el probador, lo desnudamos, decapitamos, depilamos y
disecamos, para guardarlo poco después en el almacén, con los otros, hasta que
encontramos un modelito irresistible, adecuado a su talla y porte, y renovamos
de nuevo el escaparate.
Extraordinario, me encantó.
ResponderEliminar¡Saludos!