Acelera el paso el segundero,
flaco de tanto correr, sólo para que el minutero lo espere un paso más. Sólo uno más para retener la esperanza en la
sempiterna unión.
-Un instante más por favor…
sólo uno más.
Suplica el segundero mientras
roza, al pasar, el cuerpo de su amado.
El viejo y paciente brazo de
las horas los observa y sonríe guardando la distancia. Sabe que la eternidad no
tiene prisa ni, mucho menos, ganas de detenerse a mitad del camino para
satisfacer a un par de enamorados. Ellos
no lo entienden, pero el tiempo sabe muy bien lo que hace. El placer está en la
persecución y el único amor eterno es el que nunca se alcanza.
Angélica Santa Olaya. Ciudad de México, 1962. Poeta,
escritora, periodista, dramaturga, historiadora y maestra de Redacción y
Creación Literaria.
Primer lugar en dos concursos de cuento breve e infantil
en México. Publicada en numerosas antologías latino e iberoamericanas de
minificción, cuento, poesía y teatro, así como en diversos diarios y revistas
nacionales e internacionales en América, Europa y Medio Oriente.
Autora de una docena de libros de cuento, poesía,
teatro y novela. Jurado de importantes concursos de poesía y narrativa
nacionales e internacionales en México.
Homenajeada en 2015 por la Universidad Autónoma del
Carmen. Traducida al árabe, catalán, inglés, italiano, portugués y rumano.
Muy bueno!!!
ResponderEliminarLa eternidad del reloj, fantástico
Gracias Celia Carnovale... :)
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