Darío se puso al
filo. Miró hacia el abismo antes de saltar. No llevaba arneses, pero sí, en el
bolsillo del pecho, una mariposa de papel.
Desdoblado, el
insecto era un citatorio dirigido a él. Requería su presencia en un juzgado
familiar.
Para Darío, la
palabra “divorcio” siempre lo había remitido a una hermosa cebolla. Se
vanagloriaba de su metáfora, estúpida de veras, se reía. Pero cuando Lorena le
pidió el divorcio, él, por supuesto, no tenía cebolla alguna que darle. En
verdad la poesía resultaba complicada.
El salto de Darío
fue la respuesta al citatorio. Trascendió menos que la calidad de su origami:
digna de volar, su mariposa fue a parar a las manos de quien había sido Lorena,
una tarde de febrero, el día catorce, cuando ella pasaba montada en su
carriola, justo donde el fantasma de Darío, desde décadas atrás, leía lo que
nunca leería, en los periódicos que nunca compraría, si pudiera.
Ismael
Benítez Flores. (CDMX, México, 1985). Escribe, trabaja en telecomunicaciones y
edita la revista literaria Hojas en Guarda. Ha colaborado como guionista y creador de contenidos en radio y
televisión culturales. Estudió las licenciaturas en Comunicación y Lengua y Literaturas
Hispánicas en la UNAM. Ha participado en cursos, talleres, coloquios y
diplomados relacionados con la literatura. Su narrativa se ha publicado en las
revistas Penumbria, Primera Página, Nocturnario. Asimismo, un ensayo incluido en Los discursos de la
modernización. Literatura mexicana entre dos siglos (1882-1922), colección Letras Hispánicas, UNAM. En la actualidad, se encuentra en
proceso de edición su primera antología de cuentos Estampas de aire aterciopelado.
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