Con perfidia, sagacidad y genialidad han perfeccionado un método singular para cazar. Lo emplean contra los leones, hiriendo el alma colectiva de los leones. Por un camino secreto, ellos toman ventaja sobre el alma de los leones muertos, los comprimen y molestan sus reencarnaciones o bien los acosan exageradamente con resultados nefandos para la salud y constitución de los leones que allá abajo -excepto en las sabanas del oeste- son muy degenerados y perezosos, como no les es permitido a las bestias; son disminuidos en tamaño de tal forma que un cabrito los resistiría fácilmente.
Así, estos enemigos del hombre y de los rebaños, estas bestias, en otros tiempos apocalípticas por el terror que inspiraban, son expulsados de sus caminos, cuando se las encuentran, a puntapiés y lanzándoles injurias y amenazándolas con degenerarlas aún más y reducirlas a tan baja condición que una rata las amedrentaría.
Y los leones, comprendiendo la maldición, se retiran con el rabo entre las piernas y la cabeza entre las patas. Cuéntase haber visto a alguno excavando, como los miserables, entre las porquerías domésticas.
VV.AA., Obras Maestras del Relato Breve, Editorial Océano, Barcelona, España, 2005
Henri Michaux (1899- 1984), escritor y pintor franco-belga, ha producido uno de las obras más peculiares y difíciles de clasificar dentro de la literatura occidental, en la que coinciden la ironía y la mística, la parodia y el poder visionario, la poesía y la prosa. Su propósito era alcanzar una suerte de "absoluto impuro" , un escritura que mostrara al ser en su intensidad total y no sólo literaria. Su prosa es rápida y concisa. Según el crítico Maurice Blanchot, su originalidad fue "mezclar todas las formas posibles, lo real y lo imaginario" creando un nuevo género fantástico. En 1956 descubrió las drogas alucinógenas y realizó experiencias literarias bajo estados alterados.
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