Ordeno unos
libros sobre un anaquel en una casa vacía. Alguien me observa. No me siento
inquieto. Por alguna razón, me urge encontrar una ventana. Veo de repente que
desde el techo al rodapié, las paredes de la casa están cubierta por huellas de
cuadros. Hay marcas de todo tipo: el óvalo que dejó un retrato pequeño, el
rectángulo donde posiblemente colgó un bodegón y bastantes más.
Al fin, reparo
en una ventana que al parecer no se ha abierto desde hace años. Alguien respira
a mis espaldas. Es una niña, pero tiene una mirada adulta, una mirada que me
sobrecoge. La niña dice: «tiemblo por el ser». Entonces me asomo afuera y
entiendo que el mundo lleva mucho tiempo muerto y que yo lo había olvidado.
Inés Mendoza. Objetos frágiles, Páginas de espuma, 2017
¡Oh, qué texto! Me encantó.
ResponderEliminarNO he leído todavía el libro, pero este micro me gusta. Muy del estilo de Inés.
ResponderEliminar