Qué olor tan rico a patatas friéndose. Tengo mucha suerte con los vecinos, cocinan, y a estas y a otras horas entra un olorcillo muy rico por la terraza. A Alberta le disgustaba. Pero eso era porque ya estaba muriéndose y había perdido el apetito. Al final sólo le divertía quejarse e insultar a las famosas de la tele. Todas unas guarras y unas gordas. Claro, comparadas con sus cuarenta kilos de pellejo y huesinos. Ay, Alberta, qué rico huele, no me mates. Tú descansa, vida.
María Valdés nació en Asturias, norte de España, en 1961.
En 1976 obtuvo el título de profesora de piano, actividad a la que se dedicó un tiempo para pagarse los estudios de periodismo, de los que se licenció en 1984. Después de una estancia becada en la Universidad de Oslo, Noruega, volvió a España, donde ha trabajado en lo que ha podido: redactora (agencia Efe, Radio Exterior, Ayuntamiento de Gijón); profesora de música (academias varias); jardinera; otra vez redactora (organismos públicos); otra vez profesora (academias).
Literariamente hablando ha publicado aquí y allá, en revistas universitarias que dejaron de existir hace décadas, en proyectos colectivos como la novela coral Fragmentaria -actualmente not found por problemas editoriales-, o más recientemente en Nadie se come a nadie, proyecto igualmente colectivo de Libros al Albur.
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