Me llevo un paquete vacío y arrugado de cigarrillos
Republicana y una revista vieja que dejaste aquí.
Me llevo los dos boletos últimos del ferrocarril. Me
llevo una servilleta de papel con una cara mía que habías dibujado, de mi boca
sale un globito con palabras, las palabras dicen cosas cómicas. También llevo
una hoja de acacia recogida de la calle, la otra noche, cuando caminábamos
separados por la gente. Y otra hoja, petrificada, blanca, que tiene un
agujerito como una ventana, y la ventana estaba velada por el agua y yo soplé y
te vi y ese fue el día en el que empezó la suerte.
Me llevo el gusto del vino en la boca. (Por todas las
cosas buenas, decíamos, todas la cosas, cada vez mejores, que nos van a pasar).
No me llevo ni una sola gota de veneno. Me llevo los
besos cuando te ibas (no estaba nunca dormida, nunca). Y un asombro por todo
esto que ninguna carta, ninguna explicación, pueden decir a nadie lo que ha
sido.
Tomado de la bitácora Revista Utopía
Eduardo Hugues Galeano; Montevideo, 1940
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