Alicia
se acerca a la tela en puntas de pie. Miles de veces ha contemplado, en
suspenso, este “Sin pan y sin trabajo”, el puño del obrero desocupado
aplastando la mesa donde yace, inútil, la herramienta vacía de sentido. Y su
mujer, y en su regazo el niño que mama de un pecho flaco. Alicia anhela ser
algo más que una fisgona del drama de la Argentina de 1890. Alicia mira a
través de la ventana cuya cortina el hombre, lleno de ira, descorre con la otra
mano para observar los puntitos oscuros que hacen cola ante las chimeneas
humeantes. Alicia, llorando, acaricia el pelo de la mujer, que le agradece con
sonrisa gris. El marido tira al suelo el sombrero maltrecho y, sobreponiéndose a
la impotencia, dice a Alicia: “Gracias, compañera”. Y se yergue, abre la
puerta, sale a grandes zancadas. Para pelear por su trabajo.
Del muro de la página de Facebook del escritor Piero De Vicari
Nota del periódico LA NACIÓN en el día de la muerte del escritor
No hay comentarios:
Publicar un comentario