De pronto se
giró porque creía escuchar pasos tras él. La calle solitaria aparecía desierta.
De nuevo se volvió; nadie. Sintió miedo. Apretó el paso. Entonces le golpearon
en la cabeza, cayó al suelo, y antes de morir vio cómo el humano al que debía
custodiar le arrancaba las alas estremecidas.
Cuentos malvados. Paginas de espuma. 2010
Tomado de la bitácora Un cuento al día. . Administra y selecciona CARLOS G BARBA
Tomado de la bitácora Un cuento al día. . Administra y selecciona CARLOS G BARBA
Me estaba atrapando el relato pero...¿de quien se trataba?
ResponderEliminarHola, Hércules.
EliminarLa minificción, al igual que la poesía, se desmerece explicándola. Sin embargo, ya que has tenido la amabilidad de dejar el comentario, te sugiero que la releas después de cierto tiempo. ¿Cuánto tiempo? El que necesites.
Saludos cordiales.
Patricia